jueves, 24 de junio de 2010

La Muerte: ¿Un principio, un final?

Por Itaro

El principio de una forma de vida es nacer, crecer, desarrollarse, reproducirse, y morir...
Y es ahí, en la última fase donde quiero yo hacer referencia.
La Muerte es para muchos el final. La extinción del proceso homeostático. Escuchamos la palabra y nos sentimos incómodos, temerosos, llenos de incertidumbre. No queremos saber nada de ella, ni imaginar el experimentar ni en idea la cercanía de ese fin. Del latín mors, o mortis. Interpretada y asociada, con el paso del tiempo, diversamente por un sin número de culturas de aquí y de acullá. Pero siento que no hay que tenerle miedo a la muerte, la muerte se nos presenta a diario y a cada segundo de nuestra vida. Es en plano siguiente a lo que conlleva otra forma, otro pensamiento, otra causa, otro fin, una meta.
Morimos cada instante, pasamos de la muerte a la vida en un abrir y cerrar los ojos. Sólo hay que encontrar el placer de morir con el logro de revivir.
La muerte es renunciar, es pasar a otro plano nuestra existencia del pensamiento, no sólo implica lo orgánico o lo fisiológico.
Morir es oportunidad de iniciar y partir desde cero cualquier situación. Es permitirnos renunciar a lo que ya no queremos vivir: un fracaso, un desamor, una intolerancia, una injusticia. Para morir, es necesario experimentar formas distintas de vivir. Es la culminación de lo que importante sigue. La transformación del ser integral. Qué fuera el hombre sin la oportunidad de renovarse. La muerte permite eso. Espíritus trascendentes. Se nace para morir y se muere para vivir.





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